Estas manifesataciones de violencia movilizaron diversos intentos para frenar los desmanes. Así, aumentaron las medidas de seguridad en los estadios, tales como no vender alcohol tres horas antes de los partidos o la retención de objetos cortopunzantes o contundentes que puedan producir daños. Paralelamente, se creó la ley de violencia en los estadios, en 1991, y ha estado en el tapete varias veces su modificación.
Múltiples factores vienen a responder el por qué de este fenómeno; las relaciones tempranas marcadas por la violencia familiar, el recuerdo de años de violencia política ejercida en nuestro país, la difusión de un mercado de la guerra, etc. Todos ellos intentan explicar estas manifestaciones tan visibles de violencia, pero el problema va más alla. Se trata de lo invisible que se ha tornado la violencia en nuestra vida.
1 comentario:
totalmente es decadente ver tanta violencia en un deporte donde deberia unir a las personas y no hundirlas en completa violencia, esto demuestra la fuerza negativa que tiene el fanatismo.
muy buen texto, felicitaciones por crear conciencia.
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